lunes, 27 de junio de 2011

Camino por la misma ruta todos los días, por el mismo camino, por el mismo sendero, llevándome siempre al mismo destinatario, al mismo lugar.
Siempre las mismas cosas, los mismos árboles, las mismas personas. Pero realmente aunque las observo cada día, no las conozco, son simplemente unos desconocidos aportando con el color de un paisaje.
Y todo era así, no me fijaba en nada, en absolutamente nadie. Miraba a mi alrededor como pasaban las nubes, y todo a mi al rededor, los autos, las personas, los momentos.
Y de la nada aparece una persona a cambiar todo, me saca de esta rutina, de este hoyo que cada vez me atrapaba más, de esta enredadera sin salida.
Ahora ya no era simplemente alguien en el paisaje, era él y el fondo del que ya no me doy cuenta, simplemente ahora es él. El centro de el universo, absolutamente todo para mí...

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